Prologo de mi nuevo libro

Las personas que tuvimos la oportunidad de nacer, al finalizar la Guerra Civil, vivimos una serie de cambios, en la vida cotidiana, que probablemente no estábamos preparados para asimilarlos en tan  corto espacio de tiempo.

Experimentamos un cambio muy significativo, en la forma de vida y costumbres, debido  a la llegada del agua a las casas, el ferrocarril, el gas y finalmente una nueva herramienta, la electricidad,  que revolucionaria la forma de vida y costumbres de aquella ancestral sociedad que imperaba desde cientos de años atrás.

El autor, nacido en un ambiente acomodado, para aquellos tiempos, en una casa donde «el patriarca» era uno de los primeros  Ingenieros Industriales españoles, narra con una gran sencillez, delicadeza y naturalidad, la mayoría de aquellos cambios que paulatinamente se nos iban haciendo presentes en la difícil vida de la posguerra.

El hecho de poder disponer en la mayoría de las casas, de agua corriente, hecho impensable unos años atrás, cambió radicalmente nuestros hábitos de higiene personal, significando una tremenda ayuda para los trabajos de la mujer en el entorno doméstico.

Pero fue básicamente,  la aparición de una impensable nueva herramienta, la Electricidad, que junto a sus numerosas técnicas derivadas, iluminación, telegrafía, radio, televisión, fuerza electromotriz, tranvías, ferrocarriles, automóviles, aviones, computadores,… cambiaría el Mundo en muy poco tiempo.

Si nos fijamos en “el estilo de vida” del Siglo XIX, era muy parecido al de los siglos anteriores. Sorprendentemente a finales del Siglo XX había surgido una nueva forma de vivir, completamente distinta a la que habían mantenido todos nuestros antepasados. Por increíble, parecía como si hubiera habido una aceleración de la historia, que hacia la vida cotidiana mucho más placentera y confortable.

Nuestros padres y sus coetáneos no podían entender lo que estaba ocurriendo. Para una persona nacida a principios del siglo XX, testigo de las primeras experiencias de la aviación, jamás pudieron imaginar que en poco más de 50 años, una de aquellas extrañas máquinas pudiera volar a dos veces la velocidad del sonido, transportando 250 personas y recorriendo una distancia tan grande como Europa y Estados Unidos, sin necesidad de hacer ninguna escala. Todavía se les hacía más difícil entender, que unos meses más tarde, el hombre pudiera poner sus pies en la luna, recoger unas cuantas muestras, realizar multitud de medidas y volver a la tierra para estudiarlas. A todas luces impensable.

Si esto ocurría en los habitantes de las ciudades, con una razonable educación intelectual, qué pensarían la inmensa mayoría de los españoles, analfabetos, trabajadores en su mayoría del campo y que poco a poco veían como sus tierras de labor se iban llenando de unos palos, perfectamente alineados, y que en su parte superior soportaban unos cables metálicos donde «decían que circulaba la luz que nos ilumina por la noche así como una fuerza muy superior a la de sus burros, mulas, bueyes…» ¡sorprendente!

El trabajo físico se minimiza, las labores del campo se mecanizan y una gran parte de la masa trabajadora de la agricultura tiene que emigrar a las ciudades y a los nuevos centros industriales donde van apareciendo numerosos nuevos puestos de trabajo.

Más adelante otras manifestaciones de esta nueva herramienta, nos harían dudar todavía más de la realidad que vivíamos. La telegrafía, que causó una revolución a finales del siglo XIX, tan grande como Internet lo haría a finales del XX, producir calor y frío, la radio, el cine, la televisión y tantos y tantos nuevos desarrollos que cambiarían radicalmente nuestros hábitos cotidianos.

El desarrollo de la electricidad fue imprevisible y a gran velocidad. Sin darnos cuenta la abundante sociedad agraria se convirtió en una nueva sociedad fabril donde los conocimientos de los trabajadores, tenían que ser completamente diferentes a los utilizados anteriormente en las tareas del campo.

De forma inesperada, aparece una nueva industria La electroquímica con sus nuevas aplicaciones industriales, generando un amplio sector productivo lleno de nuevos puestos de trabajo.

 De la misma manera, el desarrollo científico universal de la electricidad y su enorme aceptación popular, generó un nuevo mundo: La electrónica. Con un  desarrollo imprevisible, fueron apareciendo un abanico de posibilidades insospechados, que nos proporcionaron un nuevo estilo de vida mucho más confortable para todos. Años más tarde se hizo presente la electrónica digital, que daría paso, poco después, a los computadores con aplicaciones sorprendentes de todos los tipos.

 La aplicación de todas estas nuevas técnicas, generaron una fuente de riqueza para la Sociedad. El mundo del trabajo se transforma apareciendo nuevas profesiones, tales como Ingenieros Superiores y Técnicos, Electricistas de Alta, Media y Baja tensión, Contramaestres, Oficiales, Aprendices, Instaladores, Reparadores, Vendedores, Antenistas, Telegrafistas, Radiotelegrafistas , Telefonistas, Operadores de radio, Vendedores de telefonía, Administrativos, secretarias, Taquilleras, Conductores profesionales de los nuevos medios de transporte, Ferroviarios, Mecánicos de todo tipo, Marineros de todos los niveles, Pilotos, radiotelegrafistas, Azafatas personal de tierra, controladores de Tierra, Mar y Aire…. generando nuevas fuentes de riqueza y permitiendo al proletariado elevarse a un nivel de vida superior. Irrumpe una nueva clase social, la media alta, que va desplazando a la nobleza de los puestos ejecutivos en las empresas. Sin darnos cuenta, la Electricidad  se convirtió en un innovador social, capaz de generar trabajo para un elevado número personas.

La vida cotidiana cambió radicalmente. La sociedad actual, extremadamente masifica, llena de fuentes de información, Radio, Cine, cientos de canales de Televisión, ordenadores, periódicos impresos y digitales… ya no se conforma con “recibirla”. Ahora quiere participar en ella a todos los niveles., El cajero automático, El trabajo desde casa, Internet, el teléfono móvil, que nos permite guardar todas las posibilidades de Internet en un bolsillo del pantalón…

Sin darnos cuenta nos vimos inmersos en un nuevo tipo de convivencia, que hoy llamamos Sociedad Digital. Las reglas de juego de esta nueva sociedad son muy diferentes a las que estábamos acostumbrados. Eran otras, pero ponían a nuestro alcance al mundo entero, simplemente a un clic de distancia.

Finaliza el autor este volumen, que ha dedicado su vida profesional al Mundo de la Alta Tecnología, trabajando en puestos ejecutivos de las grandes multinacionales internacionales, en un lenguaje sencillo y popular, haciéndonos sentir todos estos desarrollos tecnológicos, que en un espacio de tiempo muy breve, históricamente hablando, cambió nuestra forma de vida, nuestra cultura, nuestras aspiraciones, dándonos la oportunidad de fijarnos una serie de nuevos objetivos, impensables hasta ahora.

Termina comentando las nuevas servidumbres que fueron apareciendo como consecuencia de la presencia de la electricidad en nuestras vidas, especialmente poniendo de manifiesto la deficiencia energética de nuestro país.

Desde el primer momento, la electricidad, género una “fascinación” que difícilmente se repetirá, probablemente en la Historia.